martes, enero 18, 2011
Promobys se reencuentra con la victoria en un partido bipolar .
Primera mitad horrible, la segunda fantástica.
Debut esperanzador de Parejo.
El equipo de Herrera sigue transmitiendo sensaciones contradictorias.
CB PROMOBYS TÍJOLA 85 - SANTURTZI 81
CB Promobys BS Hoteles: Fede Bavosi (17), Miguel Molina (2), James Keefe (10), Nick Maglisceau (2) y Víctor Pérez (6, 2 tripleS) –quinteto inicial-. También actuaron David Ortega (9, 1 triple), Rafa Rufián (7, 2 triples), Luis Parejo (10, 2 triples), Iván Matemalas (18, 4 triples) y Ryan McDade (4).
Santurtzi: Marcos Casado (4), Renan Michel Leichtweis (10, 1 triple), Tomas Hampl (10), Mikel Uriz (18, 1 triple) y D. Reichel (22, 4 triples), –quinteto inicial-. También actuaron Sergio Sánchez (3, 1 triple), Unai Calbarro (1), K. Whitis (6, 2 triples) y Eduardo Hernández (2).
No podía ser de otra manera. A los del Almanzora le van las emociones fuertes, los partidos épicos, y la lucha sin cuartel. Parece toda una manera de sentir este deporte. Incluso si el rival no colabora, se le permite una renta de hasta veinte puntos para luego luchar lo indecible para remontarla. Más de uno pensaría eso en el partido ante Santurtzi, donde la sombra de lo ocurrido ante Oviedo planeó constantemente sobre el recuerdo de los aficionados locales. Este equipo tiene un problema de bipolaridad. O simplemente estamos en el momento de bache de otras temporadas. Pero lo de estos chicos empieza a no ser normal. El efecto Jeckill/ Mr Hide fue tan grande, que costaba asimilarlo.Pero vamos por partes…
En el primer cuarto, tras unos minutos de tanteo, los locales se atascaban de manera escandalosa en ataque. Además, la buena dirección de Uriz y el acierto de Reichel empezaban a inclinar la balanza hacia los visitantes. El acierto de Santurtzi todo hay que decirlo, fue espectacular en la primera mitad. Como ejemplo del desconcierto local la última jugada del cuarto inicial. Trás un robo de Maglisceau, Parejo hacía pasos al precipitarse confundiendo el tiempo restante. Con apenas cuatro segundos, Michel anotaba espectacularmente desde 7 metros con el defensor encima. Significativo, sin duda. Pero lo preocupante para los locales es que la tónica catastrofista continuó tras el mini descanso. En este periodo se vivieron escenas disparatadas. Tíjola no acertaba con la defensa, pero sobre todo, estaba absolutamente perdido en ataque. Maglisceau se perdía en la guerra con las torres visitantes, con la que se partió (literalmente) la cara, se fallaban tiros bajo canasta, los lanzamientos exteriores no entraban, y casi peor algunos jugadores evitaban lanzar. La bola quemaba y las posesiones se perdían. Ni el tiempo muerto de Herrera lo solucionaba. Hasta por veinte se escapó Santurtzi, que hizo un parcial de 0-10. Casi como un hecho aislado pero fundamental en el partido, en los dos minutos finales, un parcial contrario de 10-0 para los locales con canastas de Matemalas y Bavosi dejaba la desventaja en 13.
Que les dijo Herrera a sus hombres en el vestuario, es un misterio. Pero no hubo de variar mucho el discurso al acontecido en el anterior partido en casa ante Oviedo. ¿Encontraría esta vez el instinto asesino defensivo, tan habitual en Tíjola? La expresión mas repetida en las gradas era sin embargo era otra. “Nos podemos dar con un canto en los dientes”. Tal era la sensación de impotencia, que de esa manera se resumía la sensación de los aficionados ya que la ventaja pudo ser mayor.
Y se reanudó el encuentro. Como si de otro partido, en otra época, en otra temporada se tratase, Tijola encontró el mordiente, el instinto, la velocidad de más que le faltaba. De repente Rufián mordía en defensa, Matemalas acertaba con el tiro exterior, la historia habia cambiado. Tan distinto que había que frotarse los ojos. Herrera se olvidó de cerrar su defensa sobre los hombres interiores, y Keefe ocupaba ahora el centro de una zona 3-2. En dos minutos el partido era otro. Pérez, Matemalas y Rufián ahora si acertaban desde el 6,75. El parcial de 26-6 totalmente espectacular. Como fueron espectaculares un par de acciones encadenadas del debutante Parejo. Asistencia por la espalda y un triple. Ahora si disfrutaba de su nuevo club el almeriense al que se le notó motivadísimo.
Se mantuvo en el partido Santurtzi, que incluso se volvió a ir por 6. Un triple final de Ortega que hizo un gran partido, dejaba la renta en tres para el último cuarto.
No todo estaba claro, Pérez y Maglisceau estaban lastrados por las faltas, de ahí la importancia de las actuaciones de Parejo y Ortega. También fue un día para la segunda fila. El equipo visitante cometió el error de dejar abandonado a Reichel, aunque Uriz al final inquieto hasta el último instante. A ocho minutos ya había empate en el marcador tras un triple de Matemalas. Rufian y Parejo de nuevo anotaban desde el 6,75, y la dirección final de Bavosi y Rufián al unísono evitó la presión de los vascos. Dos jugadas de 3+1 les aferró al encuentro. Pero Bavosi no erró en los tiros libres finales. Victoria épica. Dudas razonables. Tíjola no funciona si falla su defensa. Sensación bipolar. Pero sobre todo, liberación tras la victoria. Desde luego trabajada con el máximo esfuerzo.
Y Herrera pasó el mal trago.
Nadie duda de su capacidad ni de su valía. Desde su llegada al club, este no ha dejado de crecer. El listón está además muy alto. Parece lejanísima la temporada en que el equipo evitó caer a E.B.A en la última jornada. Y de ahí, dos ascensos, aunque uno no fuese consumado en los despachos. Así que Herrera no esta discutido. Pero hubo algo en el ambiente durante el partido, que quizá no se había vivido antes. La sensación de que algo fallaba más allá de un bajón de rendimiento puntual. Nada que ver con las malas rachas de otras temporadas. Cuando en el segundo cuarto la afición silbaba a los colegiados, por un momento casi se podía adivinar el descontento con su propio equipo. Solo fue un instante, un segundo de inquietud colectiva. El recuerdo de lo ocurrido ante Oviedo estaba tan presente, que costaba asimilarlo. La historia acabó con final feliz. Pero Tíjola ya ha recordado ese pinchazo en el estómago cuando toca encajar golpes. Rehacerse tiene aún más merito. Pero desde luego ante Santurtzi se pudo ganar algo más que un partido. Este equipo es especial. Por su afición, por su idiosincrasia, por la propia esencia del Valle del Almanzora, por muchos factores, pero también por Herrera, que le ha dado un carácter propio. Una manera de interpretar la competición. Los próximos partidos nos dirán si la herida, que nadie sabe cuando llegó, se ha cicatrizado definitivamente. Agallas desde luego no faltan.
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